En una charla amistosa de improvisto le pidió un abrazo, como respuesta se encontró con una afirmación dudosa, quizá por el hecho de darse una situación embarazosa e inesperada . Surgió un simulacro o gesto inespecífico desprovisto de toda emoción. Ante tal situación incómoda y un tanto confusa para ambas partes, la demandante empezó a simular un gran bostezo y se despegó con una sensación de vacío e incomprensión añadiéndose un claro deseo de huida y arrepentimiento, sorprendiéndose incluso ella misma del impulso y de tal atrevimiento y asumiendo la falta de complicidad e intuición. Se levantó de un salto y se retiró a sus aposentos aludiendo como excusa por la falta de estímulo y respuesta ,sueño y cansancio. Ante el desvelo por la preocupación y sensación de ridículo vivida, imaginó que la oscuridad, el silencio y la noche sonreían de tal inhóspito desencuentro entre dos que no se entendieron en un momento de confusión , en un intento de inicio de acercamiento, falta de comunicación o sencillamente un malentendido como tantísimos se dan en una vida de soledades compartidas.