sábado, 4 de julio de 2015

Taray, paraiso alpujareño



Volvió por segunda vez al pequeño paraíso alpujarreño, esta vez para hacer una cura de salud.   Un paraje paradisíaco, rodeado de chopos, naranjos, nogales, higueras, ciruelos, granados, yucas y la espectacular y majestuosa montaña que parecía rozar el cielo, azul intenso por la mañana y repleto de estrellas al anochecer. Venus y júpiter custodiaban la luna casi llena. A pesar del calor, el vergel húmedo por el riego del agua en abundancia transmitía una ligera frescura agradable. En el comedor  exterior  unos manjares deliciosos deleitaban el placer del gusto, el tenue murmullo del agua armonizaba el oído, lagartos nocturnos trepaban por las paredes camuflándose con el color de las piedras acompañando a los comensales en un ambiente silencioso de voces  y de ruidos molestos. Las piscinas en forma de lago eran un regalo  para la piel y la clorofila del entorno para la vista ,y como no, para la respiración , también una bendición para el alma. Los pajarilllos entonaban hermosísimas melodías en las cimas de los árboles, el viento les acompañaba con el  ritmo acariciando tiernamente a las hojas y el rumor del agua por doquier canturreaba susurrando un mantra relajante. En el simulacro lago de fondo azul del bello  lugar,  cuando asomaba la luz del  atardecer se aventuraban las   abejas e incluso la reina tomaba su baño, un araña veraniega había hecho su nido a ras de agua  y se la veía con sus largas patas  apenas rozar la supeficie acuática, de mansas aguas,    ambas con tonos dorados reflejo del sol poniente que a la vez  transmitían una paz que invitaba a la contemplación silenciosa de un presente repleto de poesía visual que alimentaba todos los sentidos. La gente del lugar poseía el don de la amabilidad y reflejaba un tono jovial y un espirítu libre  junto a una actitud bondadosa que contagiaba sonrisas a los visitantes. Una vivencia de una riqueza  exquisita sin igual, de equilibrio, paz, todo un regalo para el alma en consonancia con la naturaleza en uno de los estados más puros.