Tenía el alma encogida, un inmenso vacío llenaba su interior ,empezó a despojarse de todo aquello que la rodeaba y sin saber por qué dedicó su tiempo a llenar cajas y maletas con todas sus pertenencias materiales. Y en una noche sin luna, acompañada de soledad y silencio, depositó sus enseres en los contenedores de las esquinas. Libre y sin apegos donde refugiarse se diluyó en la neblina nocturna. Nada ni nadie la retenía solo el azar de una nuevo amanecer o el vaticinio de lo inesperado la sorprenderían de nuevo, quizás una mirada, una sonrisa o el simple rumor de la nada la iniciarían en un buen comienzo de renovación...descalza y desnuda se perdió en la noche.
martes, 5 de febrero de 2008
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1 comentario:
ya lo dijo el poeta, ligero de equipaje.
que ya tenemos bastante con el peso de la experiencia y ese se lleva dentro.
Tenemos que aprender a usarla, a verterla por los ojos y por la palabra, por los actos y vestirnos con ella para acabar con los disfraces que nos venden y nos ocultan
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