domingo, 13 de febrero de 2011

A gritos pedía silencio


A gritos pedía silencio, solo su voz desentonaba ante el sufrimiento y la angustia en una de las salas de urgencias del gran hospital, donde las camas estaban separadas con cortinas de tela. Las personas ingresadas intentaban distraerse con la visita de algún familiar para evadirse del miedo, el dolor o perspectivas inesperadas de incertidumbre, tanto de lo propio como lo ajeno. Ante el grito estridente de la que creía ser una buena profesional, sin serlo, una de las pacientes le cuestionó humanidad y comprensión...esto la alteró tanto que no quiso ni escuchar y a gritos otra vez se rebeló falseando una actitud cariñosa hacia una viejecita sola , triste y desorientada que se encontraba al lado de la paciente que había intervenido, se rumoreaba que era madre de un Doctor . La enfermera, inhumana, fustrada y autoritaria seguía con su actitud persistente y fría de amonestación... el tiempo (siempre el gran aliado) propició un cambio de turno y de pronto todo se tranquilizó y una voz dulce y tierna de reconocimiento, profesionalidad y saber hacer, dio paso a una visión más positiva ante lo imprevisto, que presagiaba una noche más tranquila dentro del nerviosismo y angustia justificados, de los que estaban allí sin querer estar.

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