Cada vez que le venía la imagen de aquella sonrisa, preciosísima, en contraposición la invadía una gran tristeza, un llanto contenido de impotencia, que solo se manifestaba en un velo de borrosidad de una mirada triste de añoranza y melancolía de lo que no alcanzaría a encontrar ni sentir, quizás nunca . ¿Por qué esta inconformidad y tanta contradicción?. Siempre lo mismo en distintas circunstancias: insatisfacción, arrepentimiento, miedo para llegar siempre a lo mismo, nada, vacío o desolación. Había perdido el norte en busca de la ternura olvidada, en ciertos momentos la había encontrado, pero la compensación nunca llego en su forma justa, no sabía si era por ella en su más profunda esencia, si intervenían los genes, por destino o por otras razones tan intrínsecas imposibles de alcanzar a saber. Siempre la inquietud, la reflexión, la incertidumbre y la tan reconocida inmadurez emocional que tantas veces la había traicionado y seguiría traicionándola. Ahora sabía que se le repetiría a menudo la imagen de aquella sonrisa que la indujo a un despertar de un deseo adormecido. Se decía a sí misma, que se había dejado llevar por conjeturas, apreciaciones e intuición, en definitiva lo que le interesaba ver y no la más cruda certeza de lo que realmente fue, un pasatiempo de encuentros esporádicos sin implicación emocional, muy válido para cualquier otra perspectiva , pero no para ella. La veía como un ser que ante la desinhibición tenía el privilegio de dejarse llevar complaciéndose del mismo placer realimentándolo, no había límites ni nada ajeno que la perturbaran ni reprimieran, todo lo contrario de ella misma. Claro que no fue solo la bella sonrisa que la hechizó, también se prendó del aplomo en como justificaba sus deseos y aventuras y en como las vivía, también, reconocía que intervino la piel, el tacto y la gran destreza y dominio en conseguir y dar placer que manifestaba a viva voz, sin ningún signo de represión . Ni por asomo pensaba en las horas intempestivas y en el descanso de los vecinos donde las paredes eran ajenas a los gemidos de placer explícito y lo revivía con un optimismo que le había otorgado la naturaleza madre, siempre con la sonrisa ancha y hechicera que podía magnetizar a cualquiera, eso creía y con un gesto sin palabras que decía por si mismo ...-" A mi me da lo mismo, goza, vive y olvida lo externo de ti, disfruta del momento y del sentir, no pienses en nada solo siente"-. Quizás también porque poseía la inteligencia de separar responsabilidades y raciocinio, del puro impulso salvaje para obtener lo que deseaba centrándose en la pura vivencia, nada más , un placer con la intención de compartirlo, esto quedaba claro, y en esto mucho a su pesar la envidiaba. La embargaba una duda que no podría averiguar ,si no hubo un intento oculto detrás de este encuentro fortuito de un tercero inesperado. En un principio, le quitó importancia bromeando y riendo a carcajadas el hecho casual de este extraño encuentro imprevisto según parecía. No dejaba de ser una situación que después de vivida reconocía apenadamente que había actuado en contra de sus principios y su ética personal. Un aprendizaje más para llegar a este vacío que era evidente que desconocía la manera adecuada y posible de llenar, tropezando mil veces por torpeza e incapacidad o por desfortuna. Otra vez había errado y caído en su propia trampa, que sabía de antemano que la compensación del contacto y de la vivencia misma no la llevaban a ninguna parte sinó a la soledad y a la decepción repetitiva de infelicidad y fustración.