martes, 11 de febrero de 2014

Una mañana fría




Como cada día por la mañana y sin saber bien porque corría para coger el metro que pasaba a más tardar cada tres minutos. Con las prisas se le había caído el móvil y ni se había dado cuenta, afortunadamente una mujer joven y amable se lo hizo saber, tuvo la delicadeza de aguantar una de las puertas del bagón y con una sonrisa de buena gente le dijo...” lo vuelves a montar y ya está”. Era bella y su actitud lo confirmaba, se intuía noble y fue un buen motivo para alegrarle aquella triste mañana donde una actitud humana le hacía reconocer que lo positivo debe pervivir ante todo y sobretodo . Estaba viviendo una situación complicada, el duelo de una pérdida emocional, en presencia y contacto aun presentes por circunstancias diversas, por comodidad o quizá por miedo a una soledad desconocida, aun no había decidido marcharse. Una cita, dos o tres, a saber... no le habían salido bien y como actuaba por instinto y no por intuición se quedó sin desventuras con las que a su parecer intentaba saciar sus sentidos ávidos de placer corporal aun en plena efervescencia. Ella no , estaba viviendo una etapa de poca entrega, ya había dado mucho, demasiado y ahora necesitaba recogimiento, hivernar como una tortuga en su caparazón y bajo tierra, para resurgir en primavera y renacer de nuevo. El azar o este mundo tan pequeño como complejo hizo que una de aquellas citas le enviara aquella noche un mensaje...

No hay comentarios: