Como cada día por la mañana y sin saber bien porque corría para coger el metro que pasaba a más tardar cada tres minutos. Con las prisas se le había caído el móvil y ni se había dado cuenta, afortunadamente una mujer joven y amable se lo hizo saber, tuvo la delicadeza de aguantar una de las puertas del bagón y con una sonrisa de buena gente le dijo...” lo vuelves a montar y ya está”. Era bella y su actitud lo confirmaba, se intuía noble y fue un buen motivo para alegrarle aquella triste mañana donde una actitud humana le hacía reconocer que lo positivo debe pervivir ante todo y sobretodo . Estaba viviendo una situación complicada, el duelo de una pérdida emocional, en presencia y contacto aun presentes por circunstancias diversas, por comodidad o quizá por miedo a una soledad desconocida, aun no había decidido marcharse. Una cita, dos o tres, a saber... no le habían salido bien y como actuaba por instinto y no por intuición se quedó sin desventuras con las que a su parecer intentaba saciar sus sentidos ávidos de placer corporal aun en plena efervescencia. Ella no , estaba viviendo una etapa de poca entrega, ya había dado mucho, demasiado y ahora necesitaba recogimiento, hivernar como una tortuga en su caparazón y bajo tierra, para resurgir en primavera y renacer de nuevo. El azar o este mundo tan pequeño como complejo hizo que una de aquellas citas le enviara aquella noche un mensaje...
martes, 11 de febrero de 2014
Una mañana fría
Como cada día por la mañana y sin saber bien porque corría para coger el metro que pasaba a más tardar cada tres minutos. Con las prisas se le había caído el móvil y ni se había dado cuenta, afortunadamente una mujer joven y amable se lo hizo saber, tuvo la delicadeza de aguantar una de las puertas del bagón y con una sonrisa de buena gente le dijo...” lo vuelves a montar y ya está”. Era bella y su actitud lo confirmaba, se intuía noble y fue un buen motivo para alegrarle aquella triste mañana donde una actitud humana le hacía reconocer que lo positivo debe pervivir ante todo y sobretodo . Estaba viviendo una situación complicada, el duelo de una pérdida emocional, en presencia y contacto aun presentes por circunstancias diversas, por comodidad o quizá por miedo a una soledad desconocida, aun no había decidido marcharse. Una cita, dos o tres, a saber... no le habían salido bien y como actuaba por instinto y no por intuición se quedó sin desventuras con las que a su parecer intentaba saciar sus sentidos ávidos de placer corporal aun en plena efervescencia. Ella no , estaba viviendo una etapa de poca entrega, ya había dado mucho, demasiado y ahora necesitaba recogimiento, hivernar como una tortuga en su caparazón y bajo tierra, para resurgir en primavera y renacer de nuevo. El azar o este mundo tan pequeño como complejo hizo que una de aquellas citas le enviara aquella noche un mensaje...
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