sábado, 24 de diciembre de 2016

Encuentros y desencuentros





Primero surgió la novedad que hizo renacer el estímulo y una gran curiosidad por descubrir. La palabra junto a la música despertaron al interés que estaba muy vago y tirado en un diván de aburrimiento. Desperezó a la ilusión e invitó al hechizo y al sueño. Hubo una gran fiesta y el placer se inflitró entre la ilusión y el sueño brotando chispas de pasión y fuentes de energía renacieron. La realidad apareció sin esperarla y aunque nadie la había llamado puso orden, la palabra se fue retrayendo. La coherencia y la constancia querían participar, pero la orientación andaba despistada y las tres se perdieron por el camino. El estímulo bajó de sopetón y arrastró al interés que como una burbuja de jabón se desintegró...y vino el silencio e impuso una pausa. La Indiferencia que andaba escondida vigilando, encontró la ocasión para salir disimulando. El amor propio se hizo ver y volvió a coger las riendas y ahí andaba haciendo pulsos con la duda, seguida de la incertidumbre que también pensaba en participar, la soledad que andaba muy entrenada pudo con todas y ganó por una ventaja evidente.

2 comentarios:

Unknown dijo...


Me gusto esta frase “La realidad apareció sin esperarla y aunque nadie la había llamado puso orden, la palabra se fue retrayendo”

No sé yo me pregunto qué es la realidad, la capacidad que tenemos de falsear nuestros sentidos?
Los estímulos se doblan en nuestras ganas en caminos interminables del auto engaño, y el hecho de que franqueamos la mayor parte de nuestras vidas mentales en palacios imaginativos erigidas de sensaciones imaginarias, significa que nos falta la objetividad necesaria para ver la terrible distorsión de la realidad. Creer en la realidad de una situación, duele, lo real es inmundo y hay que soportarlo. Cuando evaluamos lo que nos acaece con realismo y objetividad nos hace menos felices En la realidad no ocurre nada que corresponda a nuestros deseos mas ocultos del subconsciente

pepitona dijo...

Si pudiéramos crear nuestra propia realidad la pintaríamos como quien dibuja un precioso paisaje, llena de vida , color y sueños realizables. Pero muchas veces no depende de nosotras y hay que verla y aceptarla tal y como es muy a pesar nuestro. Esta sensibilidad que nos acompaña y une nos hace muy vulnerables a esa realidad que nos impone y nos duele.