jueves, 2 de marzo de 2017






Hay gente que viene y que va como las olas del mar. Sólo quien conoce su esencia las ama y las admira en el conjunto de su vaiven singular, las olas tienen su propia vida. La belleza de la mar está en su amplia diversisad de tonos y movimientos , Al amanecer con sus todos rojizos dorados, verde y azul durante un día soleado, gris cuando el cielo está nublado, y en el ocaso otra vez tonos rojizos dorados.. Respecto a los movimientos, quietud, oleaje y corrientes. Si alguien opinara desde la prespectiva de una mirada solamente o de la opinión de otras las miradas, sin la información de profundidad en toda su amplitud, tendrían una subjetividad un tanto confusa. Así sucede con las personas, que vienen y van. Suelen quedarse las que poseen el don de mirar desde amplias perspectivas como sería desde los objetivos de una una cámara reflex , Teniendo la posibilidad de apertura desde un gran angular con una amplísima visión hasta un zoom siendo de más concreta visión. Siempre con la capacidad de un enfoque clarividente para intuirla en su totalidad y espirítu, sin que nadie la pueda distorsionar con una estrechez de miras.

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