Una corriente de desapego e indiferencia cerró la puerta del deseo,
guardaba sigiloso una rendija abierta, esperando la complicidad y el asomo de
una sensualidad cercana, manos entrelazadas, sonrisas iluminadas
una velada compartida de intercambio, una espera larga sin retorno.
La rendija se cerró... el deseo ahora inverna y la pasión le acompaña y protege, con un manto de infinita calidez...
guardaba sigiloso una rendija abierta, esperando la complicidad y el asomo de
una sensualidad cercana, manos entrelazadas, sonrisas iluminadas
una velada compartida de intercambio, una espera larga sin retorno.
La rendija se cerró... el deseo ahora inverna y la pasión le acompaña y protege, con un manto de infinita calidez...
la anhelada y perdida por el desapego de quien no quiere ver, sentir, ni ser...
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