jueves, 9 de octubre de 2014

Corazonada


Desde hacía  un tiempo  la vida le iba  otorgando a la vista  símbolos en forma de corazón... quizá  eran atisbos de predicciones para poner en alerta su intuición... o un mensaje  por descifrar; esto hacía sonreír a sus amigas  y algunas bromeaban acerca de ello,  hasta que una de ellas ironizando,  le sugirió que podría ser un preaviso de  infarto. Los símbolos venían en forma de rocas, de piedras de mar, de hojas o de cactus... La piedra simbolizaba la fuerza, la resistencia, dureza...las hojas, la fragilidad, lo efímero, lo circunstancial. Su deseo más esencial  era contactar con la buena gente que ella  definía propiamente de gran corazón  con una generosidad  a raudales sin fronteras de lo material y de  un amor a flor de piel palpable con hechos y actos, sensible y acogedor como la madre tierra...dar, recibir y compartir por el placer de hacerlo sin más ...El corazón  como motor de la vida humana y símbolo de la emoción, todo estaba por ver y percibir...de corazón a corazón.

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