Desde hacía un tiempo la vida le iba otorgando a la vista símbolos en forma de corazón... quizá eran atisbos de predicciones para poner en alerta su intuición... o un mensaje por descifrar; esto hacía sonreír a sus amigas y algunas bromeaban acerca de ello, hasta que una de ellas ironizando, le sugirió que podría ser un preaviso de infarto. Los símbolos venían en forma de rocas, de piedras de mar, de hojas o de cactus... La piedra simbolizaba la fuerza, la resistencia, dureza...las hojas, la fragilidad, lo efímero, lo circunstancial. Su deseo más esencial era contactar con la buena gente que ella definía propiamente de gran corazón con una generosidad a raudales sin fronteras de lo material y de un amor a flor de piel palpable con hechos y actos, sensible y acogedor como la madre tierra...dar, recibir y compartir por el placer de hacerlo sin más ...El corazón como motor de la vida humana y símbolo de la emoción, todo estaba por ver y percibir...de corazón a corazón.
jueves, 9 de octubre de 2014
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