La mente repite, no entiendo. El corazón late incomprensión, el amor propio dice : Haces bien. La gente, ajena a tu sufrimiento, no comprende ni se inquieta, aconseja paz y olvido insinuando que no vale la pena conquistar nada perdido. Pero tú, luchadora empedernida gritas: JUSTICIA. Y te hacen saber que no eres juez, si lo fueras otro gallo cantaría. Ríndete, no pienses, no ganarás, jamás, los demás tienen la razón, tú no. Los de Matrix son de metal duro, inoxidable, impenetrable. Y tu apenas de viento, un soplo y te esparces entre la multitud, invisible, ya nadie te ve. Quien mal te quiere y te ignora, piensa, el metal nunca te tumbará, conviértete o no sobreviras . No vale la pena sufrir, ni gritar y decir basta. La sordera ya es colectiva y ya nadie tiene oídos que escuchar, ni latidos para acariciar tu tristeza cronificada, diviértete, dicen, no pienses, mirando a sus móviles. El viento ya no habla, su susurro ha perdido la voz, puede que el silencio sea la mejor opción . Quizá los amaneceres de luz absorban tu mirada y la lancen al universo unos segundos cuando el mundo duerma y nadie te pueda ver. Pero tu insistes cada amanecer, y pides, despierta, LUZ, a la multitud que ya no quiere despertar. Ensimismada en su zona de confort ya no tiene el poder de rebelarse, seguir con sus rutinas robotizadas, se autosatisfacen, evadiendo responsabilidades que deberían ser compartidas. Manteniendo sus corazones de acero impolutos y brillantes, el grafeno en particular lo esta consiguiendo, ya faltan unas cuantas dosis más, y pronto la indiferencia absoluta reinará en el muevo mundo, sin pena ni gloria, ni sororidad , la empatía se extinguirá. Hace mucho tiempo murió la última luciérnaga. Una alma sensible, la lloró toda la noche. Yo la conocí . Somos dos soplos de luz, dos gotitas de rocío minúsculas en el parque de almas gemelas que sobreviven a Matrix, todavía... ¿hasta cuando?..
jueves, 29 de septiembre de 2022
La mente repite, no entiendo. El corazón late incomprensión, el amor propio dice : Haces bien. La gente, ajena a tu sufrimiento, no comprende ni se inquieta, aconseja paz y olvido insinuando que no vale la pena conquistar nada perdido. Pero tú, luchadora empedernida gritas: JUSTICIA. Y te hacen saber que no eres juez, si lo fueras otro gallo cantaría. Ríndete, no pienses, no ganarás, jamás, los demás tienen la razón, tú no. Los de Matrix son de metal duro, inoxidable, impenetrable. Y tu apenas de viento, un soplo y te esparces entre la multitud, invisible, ya nadie te ve. Quien mal te quiere y te ignora, piensa, el metal nunca te tumbará, conviértete o no sobreviras . No vale la pena sufrir, ni gritar y decir basta. La sordera ya es colectiva y ya nadie tiene oídos que escuchar, ni latidos para acariciar tu tristeza cronificada, diviértete, dicen, no pienses, mirando a sus móviles. El viento ya no habla, su susurro ha perdido la voz, puede que el silencio sea la mejor opción . Quizá los amaneceres de luz absorban tu mirada y la lancen al universo unos segundos cuando el mundo duerma y nadie te pueda ver. Pero tu insistes cada amanecer, y pides, despierta, LUZ, a la multitud que ya no quiere despertar. Ensimismada en su zona de confort ya no tiene el poder de rebelarse, seguir con sus rutinas robotizadas, se autosatisfacen, evadiendo responsabilidades que deberían ser compartidas. Manteniendo sus corazones de acero impolutos y brillantes, el grafeno en particular lo esta consiguiendo, ya faltan unas cuantas dosis más, y pronto la indiferencia absoluta reinará en el muevo mundo, sin pena ni gloria, ni sororidad , la empatía se extinguirá. Hace mucho tiempo murió la última luciérnaga. Una alma sensible, la lloró toda la noche. Yo la conocí . Somos dos soplos de luz, dos gotitas de rocío minúsculas en el parque de almas gemelas que sobreviven a Matrix, todavía... ¿hasta cuando?..
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