martes, 21 de junio de 2022

Fui una niña buena, mi abuela Rita fue mi gran maestra en el cuidado. Nací con el cuidado tatuado en el corazón. Recuerdo con apenas tres años al lado de la cama de mi madre, contemplándola cada ratito. Tenía fiebre y no hablaba. Yo velándola y observándola. Jugaba en silencio, inventé un grupo de amigas y me acompañaron en la niñez más temprana hasta que vinieron las de verdad. Me tenía que proteger de la hermana que me antecedía y que me maltrató siempre. Primero un no querer acercarse ni tocarme, después que olía mal, más tarde: "si viene ella yo no vengo"...quizá algo kármico o los malditos celos, envidias y un rechazo inhóspito que se manifestaba cuando nos dejaban solas. Algo de amazona corría por mis venas que hizo que me defendiera con rabia y rebeldía. Esto me salvó. ( Cuenta una amiga de la infancia que un día yo, con cinco o seis años se me vio con un cuchillo y a ella con una silla) Fui mujer con un buen abanico de recursos afectivos, encontré el cariño en una prima hermana que nos entendíamos de maravilla y en una amiga que se quedó conmigo, cuando ella decía: " Si viene ella, yo no vengo". La empatía heredada y contagiada de mi abuela paterna hizo que en algunos momentos la intentara cambiar e incluso proteger. El destino me hizo una mala jugada enredándome en un negocio familiar. Yo no era nadie, me arrastraron hacía allí sin comerlo ni beberlo. El centro de estética que iba primero a nombre de mi padre, se abrió sobre el 70 y empecé a trabajar con 17 años. En los 80 pasó a mi nombre por decisión de los maridos de las hermanas que no querían que sus esposas constaran. Un centro donde el trabajo era más bien temporal. Yo estaba todo el día y ellas, de vocación, amas de casa, venían cuando había trabajo, por las tardes. Nunca repetiría si volviera a nacer. Como ocurre en los trabajos familiares siempre hay quien pringa y me tocó a mi por tonta. Tengo que reconocer que lo era. Yo misma cedí de trabajar sin cobrar las horas que me dedicaba a coger el teléfono mientras ellas estaban en casa. En tiempos de trabajo, en verano , era muy pesado y cansado, Cera caliente, mucho calor y fatiga, siempre trabajaba el mes de agosto, mientras ellas estaban de vacaciones, yo no me lo podía permitir ya que había que amortizar los gastos mensuales del centro y míos. Las discusiones con quien nunca me había llevado bien eran muy cansinas y la mayor me llegó a decir que era una histérica. La hermana mayor que fue quien realmente eligió el oficio era de queda muy bien, de buenas apariencias, palabras y sonrisas, ahora sé que falsa e ignorante, fría y cruel actuando según su propia conveniencia, siempre. En tiempos de pandemia dijo que sus hijos le prohibieron que cuidara de su hermano. Mientras yo la cuidé y acompañé durante un año cuando enviudó, entonces yo era la hermana más buena del mundo mundial, pero cuando protesté por el injusto reparto de responsabilidades respecto a mi hermano, después de casi seis meses de vacaciones en su camping, cuidando de sus cinco nietos, le dije que ya estaba bien y que era una frescales, entonces pasé a ser la más mala y loca, me detesta y me odia. ( Una noche de fin de año, confundió Venus con un farolillo) hipócrita, interesada y cómoda no puedo verla de otra manera. Al final opté por estudiar en horario nocturno y empecé a desconectar e intentar una mejora en un futuro cercano. Los celos y las broncas fueron saliendo aunque había momentos divertidos con las clientas y amigas. Entre tanto los padres se iban haciendo mayores, y yo siempre estaba de acompañante de médicos y del cuidado. El accidente gravísimo de mi hermano. Turnos de veinticuatro horas entre mi madre y yo. Las hermanas con sus hijos y maridos apenas aparecieron por el hospital. Empecé la tutela funcional, de mi hermano antes de los treinta ( la legal no la permiten por el control del dinero de la obsesiva) . Me encargué de la salud mental, medicación, trastornos de conducta, diagnóstico, pensión y ley de dependencia. Yo como trabajadora social me impliqué. A los cincuenta años conseguí irme a hacer substituciones en el ICS. ¡Por fin! Bien considerada, bien pagada, querida y reconocida. Pero el centro de estética estaba a mi nombre y ellas no querían cambiar la situación. O sea, yo seguí llevando la contabilidad, sus ingresos declarados como míos, ellas seguían sin constar. Les salió un trabajo de esteticistas en un gimnasio a horario completo. Lo rechazaron. Toda la vida trabajando media jornada, sin declarar nada. Al final les propusieron una indemnización para que se fueran. Lo hablamos, como estaba a mi nombre ellas hicieron los tratos y yo la firma. Tres partes iguales, dijeron primero. Pero las señoras una vez hube firmado , cambiaron de opinión, que como yo ya tenía trabajo que la repartición sería en favor de ellas, aunque tenían una situación económica mucho más favorable que la mía. Cedí muy enfadada e indignada. Aún era la hermana buena. Les hice prometer que como yo me había cuidado de mis padres mayores, que nuestro hermano era una obligación compartida de las tres. Un engaño total. Primero el abandono de padres, y abuelos, de tal palo tal astilla. Después del hermano. Con el agravante que no se hizo el reparto de la herencia. La que siempre había sido problemática se adueñó del control del dinero, obsesión enfermiza. Cuando le iba bien repartía lo que parecía a su antojo, tiene una gran obsesión en custodiar el dinero de todos en los bancos. Obsesiva hasta la hartura y muerte en el control del dinero y en que no gastemos ni mi hermano ni yo. Claro que ellas han sido unas mantenidas y euro que tienen para el banco. Nunca dependí de nadie, jamás, independizada desde los veintitrés viviendo con mínimos. Nunca fui materialista y disfruté de la naturaleza y de casas de amig@s , que nunca me han faltado y de campings en la costa brava. No tuve nunca coche y puedo decir que he disfrutado mucho con poco, y estoy super orgullosa de mi misma , de mi independencia y de saber organizarme con lo que tuve, sin créditos ni préstamos. Mi casa la componen muebles reciclados. Ropa de los encantes o rastro. En fin una mujer sobreviviente que me he hecho a mi misma. He roto con mi familia que sólo valoran el linaje, me comento una psicóloga que tenían una actitud muy primaria mirando el estirpe y por lo cual ni mi hermano ni yo lo seguimos, en fin, una hipocresía que da asco. Dejé de ser el contenedor ya que entre ellas se llevaban mal, igual que los sobrinos. Ahora estamos mi hermano, mis dos gatitas y mi perrito y yo. Me gusta y relaciono con gente sencilla. Valoro a las personas por su bondad y dedicación a las personas frágiles. La gente diferente y especial que saluda, abraza y destaca por su humanidad. He dejado atrás a esta normalidad mediocre que es incapaz de romper rutinas para cuidar a los que son frágiles porque padecen ceguera de corazón y un egoísmo sin límites. He escrito a la que fue toda mi familia explicando todas las injusticias vividas y protestando por un abuso y maltrato. Me han amenazado de denunciarme por " acoso". Me llegó un mensaje de la problemática: ." No te denunciamos porque no estás bien". "Tú te fuiste del centro y no tenias que haber cobrado nada al estar desvinculada...Nos debes noventa mil euros por los autónomos que hemos pagado... tu pensión deberías compartirla con nosotras". Desde 1980 hasta 2007 estuvo a mi nombre y sus ingresos los declaraba como míos. Hice una constelación familiar. Nadie quería hacer de hermanastra. Sé que no soy la única que ha pasado por una situación familiar de un abuso demoledor. Es tan triste como real. Sé que si volviera a vivir nunca aceptaría una situación similar. El de un egoísmo terrorífico, para mi incomprensible. Todos, absolutamente todos menos mi hermano están en mi contra. La ilusión de mi vida, vivir en una "furgo" e irme a vivir en plena naturaleza con lo justito y con mis animalitos. Libre como el viento

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Carmen Melero, Lsabel Del Pino Paaz Del Pino Paez y 6 personas más
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