viernes, 20 de febrero de 2009

LA MIRADA INTRÉPIDA


Su mirada sonreía e intimidaba, le despertó cierta intriga extraña, optó por simular mirando en otra dirección, pero sus ojos tendían a la observación punzante e intentaron desviarse hacía otro lugar pero, a pesar de la multitud por el descanso del espectáculo, solo sentía una atracción imantada de lo que no entendía. No era la primera vez que sucedía, nunca habían cruzado ninguna palabra, solo el lenguaje destellante del cristalino verdoso que intentó descifrar sin conseguirlo ...la función empezaba de nuevo, entraron y se colocaron en filas opuestas, la oscuridad cerró el diálogo de interrogación sin respuesta...quizá en el próximo encuentro resolvería el enigma del mensaje visual misterioso . Sentía una gran curiosidad y desconcierto...
Cuando llegó a casa, encendió el ordenador, entró en google e investigó acerca del lenguaje de las miradas, estaba dispuesta a esclarecer acerca de aquella fijación intrigante y ofuscada por las otras ocasiones en las que ya se habían repetido, pensó en apuntarse en algún taller o curso para entender de una vez lo que le quería decir...acostada en la cama y en la oscuridad de la noche, entendió el mensaje y con una sonrisa complacida de satisfacción entró en un sueño tranquilo...que descanso," pensó!!!"-

3 comentarios:

amen dijo...

ocurrió que mientras ella miraba la obra, yo la veía en sus ojos.

Eran tan claros y tan brillantes como un espejo que reflejaba lo mejor de mí.
Cuando se levantó, pude ver por su bastón, que era ciega

pepitona dijo...

Quizá la mirada era un espejo donde soñar lo que deseaba ver reflejado...hay miradas que traspasan y miran sin ver, y otras tan tiernas que hablan por si mismas transmitiendo complicidad.
Me quedo con estas últimas.

Marta dijo...

Hola, encantada de visitar una vez más tu bonito blog; sí, creo que con las miradas, se dicen muchas cosas sin hablar. Hay miradas que lo dicen todo y nos invitan a soñar despiertos. Otras, son miradas de dolor, de un dolor que nos conduce a la tristeza y nos envuelve con lágrimas. Te deseo, amiga mía, que si alguna vez se resbalan por tus lindas mejillas, que sean de felicidad. Un abrazo.