Una mujer hacía su paseo diario con su perrita Lua. Era de aquellas personas que no pasaba desapercibida, no por hermosura ni esbeltez, sino por la originalidad en su estilo propio, sin seguir una moda general como la inmensa mayoría de la gente. Llevaba atuendos vistosos y poco corrientes, poniendo un toque original que la hacían atractiva y original, con el pelo muy corto,a lo garson pero femenina, a diferencia de la mayoría de mujeres con melena o pelo largo . Curiosamente Lua reflejaba algo parecido a la definición de su ama, sin pertenecer a raza alguna, tenía unos rasgos y un color de pelo canela que la hacían ser llamativa sin se vistosa y despertaba cierta simpatía e incluso se percibía cierta bondad canina, esto venía dado por el respeto inducido por su ama hacia todos los seres vivos, se lo había transmitido y enseñado con insistencia cuando todavía era una cachorrita. Quizás fue por la tranquilidad que se respiraba en su hogar o por los largos silencios, por música coral o clásica sin estridencias y también por las palabras cariñosas, las caricias o las miradas tiernas compartidas, ambas eran muy pacíficas, silenciosas, libres e independientes, y sociables cuando buscaban compañía de vez en cuando para socializarse.
En uno de los paseos diarios, la perrita sin raza conocida, pero resultona, se encontraba en una de las etapas de celo, motivo por el cual se le acercaban todos aquellos canes que se cruzaban en su camino, pero ella no les hacía el menor de los casos y con su cola impedía que se acercaran demasiado para olerla, claro que su dueña al verlos venir, procuraba apartarla, por respeto a los perros y dueños y para protegerla de actos instintivos que provocaran circunstancias adversas no deseadas. Tomaron una calle solitaria en una zona residencial, donde los edificios eran casas con jardines repletos de flores, árboles y hiedras, que guardaban la intimidad hacia dentro. Justo en una de estas bonitas mansiones verdes, había una puerta de hierro forjado y estaba entornada, fuera había una bellísima mujer madura pero de muy buen ver, tenía el pelo muy corto blanco como un copo de nieve antes de caer y rozar la tierra. tenía unos ojos azules de una transparencia nítida y luminosa que llamaban realmente la atención. Y Justo al lado tenía un hermosísimo perro Husky también de pelo blanco tanto como el de su dueña y casi con la misma tonalidad azul luminosa de su mirada penetrante azul y transparente, y llamaban la misma atención . La perrita Lua se quedó prendada de la hermosura del huski nórdico... paró en seco y en la acera de en frente se sentó dando unos ladridos enamorados dirigidos a su perro escogido, emitía aullidos de deseo y de elección del que desearía que fuera su partener. Ambas dueñas de los canes se miraron y sonrieron, evidentemente había hecho la mejor de las elecciones en cuanto a la belleza de su pareja elegida, justo de las que generalmente no se pueden realizar. Ya que la unión de éstos está más que preparada para los de la misma raza...todo quedó en un deseo fustrado de la perrita Lua. Después de la vivencia su dueña reflexionó que más o menos a ella desde otra visión diferente como humana, le habría ocurrido lo mismo en diferentes ocasiones, con ejemplos distintos, evidentemente. Los sentidos a veces no entienden de razones, ni tan siquiera pueden comprender porque ante la sencillez de un contacto intervienen gustos cruzados muchas veces de difícil conexión, por la mirada adversa, estilos, personalidades o inclinaciones diferentes, que nos identifiquen y sean causa de atracción o rechazo...por lo que muchos llaman química o el sentido primario donde intervienen los sentidos. Aunque pensándolo bien se había dado la coincidencia, algunas veces, con algún parecido dentro de la variedad amplia en alguna parte de si misma según recordaba que le había ocurrido en más de alguna ocasión, ¡Qué complejidad humana en la dificultad de conexión o coincidencia! Entre gustos no hay disputas dice un refrán, y cuanta razón.