lunes, 31 de octubre de 2011

libre de apegos

Libre de apegos mundanos

dirige su vida y elige.

Hay quien se promociona

con palabras que cree convincentes

sin saber que

los sentidos esperan, al igual

que el corazón, no son buenas las prisas

ni las creencias erróneas que inducen

a lo forzado sin espontaneidad.

Son afinidades las que unen

belleza , personalidad y estilo lo que atrae,

piel, mirada, tacto y olfato

esperan pacientes, solo quien

les complazca , acople y despierte atracción y deseo.

Mientras tanto se explaya

e impregna visualizando

el vuelo libre de gaviotas que van

seduciendo a la mar y al cielo,

el viento las mantiene simbólicamente

equidistantes entre ambos

no hay retos, celos ni mitos

la libertad no admite posesiones.

Alguna roca las acoge, como refugio

sabiendo de su pronta partida

quizás vuelvan o no lo hagan

La madre mar las alimenta, la arena

les ofrece calor,nada permanece

las olas vienen y van, se aventuran

entre la dualidad de agua y orilla

el amor universal habita en la naturaleza,

en la diversidad, en lo que se queda y se va.

en quien quiere estar o irse.

como universal no hace distinciones

Quien lo precisa para sobrevivir, se arriesga

a perderlo, a sufrir y a perecer en la incomprensión

de lo efímero, como lo es la vida misma, sin ir más lejos.

El tiempo de búsqueda no quiere decir encuentro.

Hay quien espera toda una vida y no desespera

en el vacío de lo que nadie puede llenar

según las espectativas de culminación

o de intercambio equitativo

martes, 25 de octubre de 2011

transcripción de un sueño matutino

Se encontraba en las cercanías del hospital donde durante veinte largos años se había visitado en la sección de oncología, afortunadamente ya le habían dado el alta y ya no debía de asistir a las visitas de control anual según el protocolo establecido. Pasó delante de una floristería y sin pensarlo y de improvisto ya se vio comprando veinte rosas rojas; de manera espontánea le había venido una idea que no quería reprimir. El hecho de que pasara por allí era fortuito, ya que se dirigía a casa de una amiga que vivía muy cerca del hospital, para prestarle unas botas de montaña que le había pedido la misma noche anterior. La amiga le rogó por favor que recogiera las llaves en casa de su madre y que llevara el calzado a su casa pues ella tenía mucho trabajo y no estaría en todo el día y además se marchaba muy pronto de excursión, no disponía de tiempo de comprarse unas ni tampoco de recogerlas ni desplazarse.

Pagó las preciosas rosas rojas aterciopeladas y perfumadas con tarjeta visa y se dirigió al hospital a la consulta de la doctora con la que se había visitado de manera anual estos veinte años. Esperó que saliera la última visita y cuando se fue, llamó a la puerta y entró con su espectacular ramo de rosas. La doctora la miró con un gesto de extrañeza y sorprendida dijo:

-" Vaya, vaya, hoy si que no la esperaba...¿ Ya no se visita aquí, verdad?"...¿ y estas preciosas rosas rojas?...

- " Le parecerá extraño doctora pero no he venido expresamente, pasaba por aquí y he pensado en usted, me ha invadido una pequeña crisis de nostalgia acompañada con una inmensa gratitud y no he podido evitar el impulso y ahí me tiene. Cada rosa simboliza uno de los veinte años de cada visita. El perfume representa la admiración por su gran profesionalidad, las espinas, el miedo que pasé antes de conocer el resultado de las pruebas, los pétalos aterciopelados, por la delicadeza en que finalizaba el reconocimiento con un suave deslizamiento de manos desde la cabeza hasta los piernas y también por las palabras cercanas que cada año me repetía al despedirme..." Hágame un favor: viva la vida, tiene motivos para ello". La doctora se levantó de su asiento de trabajo, se acercó, cogió las flores con una sonrisa que manifestaba agradecimiento y sorpresa, las puso encima de una repisa cerca de la ventana donde entraba claridad de sol y volvió para darle un abrazo muy cercano. Miró el reloj y al mismo tiempo decía..." Ya no tengo más visitas hoy, si me permite la invito a tomar lo que le apetezca". Se quitó la bata, la cogió del hombro y salieron a la calle ambas con una expresión de alegría compartida por un encuentro inesperado. Se dirigieron a un bar próximo al hospital, se sentaron cerca de una ventana donde daba el sol y empezaron a hablar. La paciente le contó de como vivió sus primeros y duros momentos ante la noticia de un cáncer a una edad temprana de su vida. La doctorara acercó sus manos a las suyas mostrando su apoyo y empatía. Ambas rieron cuando la paciente le contó de como el cirujano que le había extirpado el tumor canceroso le recomendó que fuera al hospital donde había una de las mejores oncólogas de España y se atrevía a decir de Europa, pero tenía fama de ser una persona muy rígida, estricta y autoritaria, motivo por el cual los demás doctores, especialistas y personal sanitario la temían, debido a esta autoridad y exigencia sin ocultar su admiración por la gran profesionalidad, reconocimiento e integridad. La doctora, sonreía sin hacer comentarios, dando a entender que era consciente de los mismos y que era su manera de implicarse con coherencia ante la gravedad de muchos de sus pacientes que venían a ella y para agilizar las pruebas que precisaban. Al salir del bar tomaron la misma dirección y la paciente le dio a entender que no le gustaba nada entrar en una casa que no era la suya, la doctora que no tenía prisas y sabía que era poco tiempo se prestó a acompañarla. Entraron en la casa de la amiga que estaba trabajando, se quedaron muy quietas, se miraron y se fundieron en un abrazo, se volvieron a mirar a los ojos y se besaron, se volvieron a abrazar y a besar por el impulso improvisto de una emoción compartida, siguieron en contacto, cuerpo a cuerpo, corazón con corazón y con los ojos muy brillantes por la misma emoción, persistieron en el abrazo de cercanía, intenso, profundo y sincero.

Dejó las botas en el salón y las dos salieron cogidas por la cintura sin pensar en nada que las reprimiera. La doctora se quedó en la puerta del hospital, con una sonrisa ancha le dijo..." Le voy a pedir un favor...Viva la Vida, tiene motivos para ello y si vuelve que sea por una visita cordial con o sin flores, pero nunca como paciente, muchas gracias por la grata sorpresa inesperada y por los regalos recibidos, hoy ha sido una gran día poco habitual en mi profesión".






miércoles, 19 de octubre de 2011

complicidad día a día




Entre muros, me asiento flexible
una sonrisa cercana me invita
me elevo con alas de huida
no quiero palabras punzantes
de iras desvanecidas lejanas.
Me acerco a la
sonrisa triunfante
unidas vencemos fortalecidas.
Ahuyentando normas rígidas
expresiones vacías, que afean.
Contra el bando de unos que no saben
que la vida con alegría es mejor
vida...y la sonrisa nuestra cómplice
aliada que nos acerca día a día...

jueves, 6 de octubre de 2011

ausencias

Ecos de nostalgias

anidaron en la ausencia

de unos besos atrapados

en la oscuridad de

una habitación,

la ternura tan esperada

perdió el tren

y se quedó dormida

en una banco de la estación.

La vía donde se encontraba

no iba a ninguna parte,

deconocía la situación y el camino

anduvo divagando perdiendo el sentido y

la noción de su esencia

primaria.

convertida en escultura de mármol

aún hay quien le lleva flores

el perfume se impregna y penetra por alguna grieta...

Dicen que a veces aparece una sonrisa en

la silueta petrificada.




























paseo de sirena











Dormía en un lecho de algas

acompañada de conchas enamoradas,

cansada de mar, de olas y de rocas

se desprendió de escamas

Un amanecer le pidió al sol

que la acercara a la orilla de la playa

con la promesa que al atardecer

volvería a su hogar marino.

Anduvo paseando por la orilla

regalando miradas y sonrisas

en los ojos llevaba un poco de mar

en la sonrisa la sal, y en su piel

los tonos rojizos del ocaso...

Una mujer quedó prendada de su belleza

pasó largo tiempo esperándola, no volvió.

De vez en cuando regresa a la misma playa

a la misma hora, y justo al atardecer,

cuando el sol cruza el horizonte, recuerda

con nostalgia la sonrisa de su mirada

y es en el olvido donde reside su añoranza.
































miércoles, 5 de octubre de 2011

ofrenda de mar

Justo la mar, su fiel e inseparable compañera de viaje en esta vida, le tendría que ofrecer esta visión de un bello despertar , sensaciones, sensibilidad, corazón e emociones que estaban en un estado de somnolencia permanente, resucitaron de manera súbita. La vio desde lejos, andaba descalza por la orilla, donde las olas y la arena se encuentran, se abrazan y se besan en un vaivén de unión y separación.
Su forma de caminar transmitía cierta seguridad, llevaba una sonrisa dibujada en unos labios preciosos que desprendían sensualidad, el porte de un cuerpo escultural, entrada en años muy bien llevados, el pelo corto moreno y un bronceado dorado que en conjunto se hacía mirar. Cuando la vio no se lo podía creer, desde hacía muchos años no había sentido una atracción tan fuerte a primera vista por nadie e incluso tenía cierto parecido según recordaba con quien le había despertado una atracción similar hacia unos cuantos años, sin ser compartida, muy a su pesar . Increíblemente con toda la amplitud de la playa , poco concurrida a principios de octubre, se puso justo a su lado a escasos metros. No pudo dejar de mirarla ni en un solo momento; Su instinto la hizo cambiar de postura, de estirada a sentada para poderla observar atentamente y mejor, quería impregnase de su bella imagen para volver a soñar otra vez o esperar un milagro de la recién estrenada estación otoñal, para poder coincidir con las miradas, de momento no aspiraba a más, y así había sido, tenía los ojos rasgados de tonalidad clara entre el verde y azul, muy brillantes en contraste con su piel bronceada y su pelo oscuro. La sonrisa era de las más bonitas que recordaba últimamente, intercambiaron algunas palabras acerca de el buen día y la excelente temperatura del agua, ambas sabían que la temporada de playa y baños estaba a punto de finalizar y coincidieron conjuntamente que tenían que aprovechar el momento privilegiado de unos buenos baños de agua y sol en otoño, antes que viniera el mal tiempo previsto según había pronosticado la mujer del tiempo de la TV. Había anunciado temporales y lluvias para el fin de semana. Era miércoles y tenía la esperanza aun de volverla a ver al día siguiente, por lo tanto dejaría lo que fuera e invocaría a las diosas de la mar o las mitológicas sirenas o incluso al espíritu de su madre que reposaba en las profundas aguas marinas, para que pusieran toda su energía espiritual y del universo en un reencuentro. La mar, su fiel amiga y compañera de vida , le había dado como ofrenda esta imagen que le había hecho despertar emociones muy adormecidas...¡bendita imagen de belleza exuberante! en una playa de la ciudad y cerca de un hotel en forma de vela en un mes de otoño muy estival...de pronto le vino el recuerdo de su primer contacto con la mar, tenía unos tres o cuatro años y fue a la playa de Garraf, iba sentada en la falda de su mamá en un sidecar de la moto de un buen amigo de su padre, Él iba solo montado en su Ossa azul brillante. Cuando llegaron a la playa su padre la cogió en brazos y la balanceó varias veces rozando el agua, un temblor desconocido la invadió y salió impresionada con toda la piel erizada...hoy no temblaba, solo miraba al agua con una ternura infinita y ofreciéndole una sonrisa silenciosa rebosante de alegría le agradeció su primera impresión y la última de hoy...la pena que una obligación inexcusable la obligaba a marcharse con la incertidumbre de si la volvería a ver o no.