miércoles, 5 de octubre de 2011

ofrenda de mar

Justo la mar, su fiel e inseparable compañera de viaje en esta vida, le tendría que ofrecer esta visión de un bello despertar , sensaciones, sensibilidad, corazón e emociones que estaban en un estado de somnolencia permanente, resucitaron de manera súbita. La vio desde lejos, andaba descalza por la orilla, donde las olas y la arena se encuentran, se abrazan y se besan en un vaivén de unión y separación.
Su forma de caminar transmitía cierta seguridad, llevaba una sonrisa dibujada en unos labios preciosos que desprendían sensualidad, el porte de un cuerpo escultural, entrada en años muy bien llevados, el pelo corto moreno y un bronceado dorado que en conjunto se hacía mirar. Cuando la vio no se lo podía creer, desde hacía muchos años no había sentido una atracción tan fuerte a primera vista por nadie e incluso tenía cierto parecido según recordaba con quien le había despertado una atracción similar hacia unos cuantos años, sin ser compartida, muy a su pesar . Increíblemente con toda la amplitud de la playa , poco concurrida a principios de octubre, se puso justo a su lado a escasos metros. No pudo dejar de mirarla ni en un solo momento; Su instinto la hizo cambiar de postura, de estirada a sentada para poderla observar atentamente y mejor, quería impregnase de su bella imagen para volver a soñar otra vez o esperar un milagro de la recién estrenada estación otoñal, para poder coincidir con las miradas, de momento no aspiraba a más, y así había sido, tenía los ojos rasgados de tonalidad clara entre el verde y azul, muy brillantes en contraste con su piel bronceada y su pelo oscuro. La sonrisa era de las más bonitas que recordaba últimamente, intercambiaron algunas palabras acerca de el buen día y la excelente temperatura del agua, ambas sabían que la temporada de playa y baños estaba a punto de finalizar y coincidieron conjuntamente que tenían que aprovechar el momento privilegiado de unos buenos baños de agua y sol en otoño, antes que viniera el mal tiempo previsto según había pronosticado la mujer del tiempo de la TV. Había anunciado temporales y lluvias para el fin de semana. Era miércoles y tenía la esperanza aun de volverla a ver al día siguiente, por lo tanto dejaría lo que fuera e invocaría a las diosas de la mar o las mitológicas sirenas o incluso al espíritu de su madre que reposaba en las profundas aguas marinas, para que pusieran toda su energía espiritual y del universo en un reencuentro. La mar, su fiel amiga y compañera de vida , le había dado como ofrenda esta imagen que le había hecho despertar emociones muy adormecidas...¡bendita imagen de belleza exuberante! en una playa de la ciudad y cerca de un hotel en forma de vela en un mes de otoño muy estival...de pronto le vino el recuerdo de su primer contacto con la mar, tenía unos tres o cuatro años y fue a la playa de Garraf, iba sentada en la falda de su mamá en un sidecar de la moto de un buen amigo de su padre, Él iba solo montado en su Ossa azul brillante. Cuando llegaron a la playa su padre la cogió en brazos y la balanceó varias veces rozando el agua, un temblor desconocido la invadió y salió impresionada con toda la piel erizada...hoy no temblaba, solo miraba al agua con una ternura infinita y ofreciéndole una sonrisa silenciosa rebosante de alegría le agradeció su primera impresión y la última de hoy...la pena que una obligación inexcusable la obligaba a marcharse con la incertidumbre de si la volvería a ver o no.

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