Miró al cielo, no había luna, la luna llena de enero se la había perdido en un estado febril de encierro forzoso, en la calidez de su refugio hogareño . Miró atrás y vio sombras distorsionadas de caminantes errantes, oía risas y pasos extraños de personas ajenas que se alejaban . Una niña de pelo rizado sonrió y le sopló un beso con su dulce mano con una seductora mirada inocente . Ya en casa el gato amigo de salud delicada gustaba de sus palabras cariñosas y se lo mostraba a través de una mirada felina de empatía comunicativa y la gata con sus grandes y bellos ojos de lechuza nocturna ronroneaba feliz por su contacto cercano,era suave y tierna como un peluchín. Todo estaba en orden y el pasado no era más que una margarita deshojada.Visualizó un pozo de aguas cristalinas donde sólo una imagen quedaba reflejada, emanaba luz, bondad y una paz reconciliadora de libertad y reconocimiento. Recordó el paseo dominical por el puerto con sus buenas amigas, en el cielo las gaviotas planeaban, una de ellas parecía que sonreía, tomó la imagen, así veía la vida a sorbos de mar, de vida y de sal, con las alas bien abiertas mirando hacia adelante buscando la buena gente y ante todo la cercanía de un bienestar compartido o en soledad, pero siempre en equilibrio.
martes, 20 de enero de 2015
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