sábado, 3 de enero de 2015

Espiritu navideño

No le vino de nuevo  pensar para ella misma que tenía que trabajar la paciencia, la tolerancia y aceptar las diferencias tanto de las amistades, cada vez más escasas, como de la familia. Estas fiestas navideñas se lo habían recordado . También aceptar algunas pérdidas dolorosas, como la de un queridísimo amigo que se había ido a vivir lejos y en estos días  había pensado mucho en él  sintiendo una tierna añoranza, era una de las personas más bondadosas, cercanas y desinteresadas que había conocido nunca. Recordaba una vivencia muy tierna, especial y entrañable  que no olvidaría nunca, su compañía durante la larga noche de la muerte de su madre y como hizo lo que ella no pudo hacer por ella, con una ternura emocional impresionante que no se podía explicar en palabras, ella lo guardaba en la parte más profunda de su alma de hecho era lo que más valoraba en la vida, esto era amor real. Había pasado estas fiestas navideñas con una amiga de confianza, con la que compartía muchas afinidades y también contradicciones y muchas veces desavenencias con distancia incluida, pero tal y como andaban las carencias afectivas, y la poca proximidad de las personas en general era de agradecer.   Todo había ido muy bien, esta vez sin ningún problema, las fiestas navideñas eran fiestas de unión, fiestas de cercanía y buenas compañías. Cambiaron algún mueble de lugar, a su amiga le encantaba y a ella sabiendo de su buen gusto cedió complacida. Aquel fin de semana empezó a trabajar y su amiga se fue después. Le dejó una casa impecable, todo con un orden exquisito, las habitaciones cerradas, limpieza impoluta , plantas regadas y todo perfecto, cuidando con esmero a sus amados felinos que cada día recibían mimos y caricias envidiables, estaba muy contenta y así  se lo hizo saber. Comieron y bebieron exquisiteces,  también tuvieron largos ratos de silencio,  paseos por el barrio, lectura y escuchando música clásica, noticias  y viendo alguna película. Una paz, quietud y bienestar muy hogareños, con el frío glaciar de este invierno era lo que apetecía. La amistad, a veces era esto, y por ello quería sentir  una inmensa gratitud...había recibido infinitud de wassaps, algún msm y pocas llamadas, era lo que tocaba, soledad y distancia de una mayoría, lo complicado era la costumbre por la individualidad en la gran ciudad, donde tener confianza para convivir unos días con alguien que no fuera una pareja, era harto difícil, no se daba fácilmente, y esta vez lo necesitaba  más que nunca y se sentía feliz por haber cumplido sus expectativas. El inicio de año prometía paz, sintonía y buenos propósitos de madurez y estabilidad. Año Nuevo, vida nueva, así lo creía y lo  deseaba con todas sus fuerzas, había pillado un buen resfriado, lo vivía como  un añadido más ,un síntoma de limpieza integral. Vivir era una aventura sorprendente y un aprendizaje sin fin, a través de una misma, de los otros y la mezcla de ambos.

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