lunes, 31 de agosto de 2015

Carencia de emoción

 
 
 
 
Había visto un documental  de un psicópata homicida con cuatro muertes, que se supieran a cuestas, las últimas sin restos de los cadáveres encontrados. Un seguimiento exhaustivo por parte de la policía científica y especializada en personas desaparecidas llegaron a la conclusión de los hechos consumados, siendo la primera condena en España de un asesino sin hallazgo de los cadáveres ni confesión de la autoría, por parte del presunto autor  condenado por un jurado popular  a treinta años de prisión . El homicida participaba también en el documental en su estancia en la cárcel, se la veía una persona fría, manipuladora con los otros presos, que en ningún momento sucumbió en confesar. Según psicólogos y psiquiatras dentro del cuerpo de investigación aludieron que era una persona muy primaria a nivel sexual y actuaba según su impulso, si ello requería la muerte, no tenía escrúpulos en matar, así lo hizo primero con su esposa,  después con su hijo, la que fuera  su amante o cualquier intruso que le privara de su instinto impulsivo sin mostrar emoción ninguna y mucho menos arrepentimiento de algo que no se había probado pero se sabía, la investigación policial había llegado a la conclusión después de una larga investigación  de su culpabilidad. Al mirar el documental, le vinieron a la mente personas conocidas con algún asomo y rasgos de ausencias de emociones, de una frialdad extrema según su punto de mira como persona sensible y empática que era. Empezó a visualizar el pasado más cercano, lo más reciente y que tenía que ver con del impulso sexual desmesurado ,el egoísmo extremo, la falta de implicación y de respeto, era  ya historia de un pasado olvidado, considerándolo un accidente puntual por  hacer caso omiso a una intuición despistada y que una persona desconocida entrara  en su espacio personal  sin dejar rastros emocionales, sólo rabia consigo misma por haber permitido abusos y no haber sabido poner límites, una anécdota insignificante  con el reslutado de un nuevo  aprendizaje en su etapa de plena madurez, de no abrir puertas ni espacios personales y emocionales a desconocidos.
También pensó en la profunda decepción de alguien que esperaba en momentos de extrema necesidad y que no apareció. Claro que mirando atrás y pensando en la misma persona, recordó  acciones repetidas que se habían dado en circunstancias similares, tanto respecto a ella como a otras persona, dándose manifestaciones de maltrato psicológico de indiferencias y desprecios, mezclados con celos, envidias , mentiras y manipulaciones varias.
Hacía unos diecisiete años, recordaba, que la habían intervenido del píe, y llamó desde el hospital a esta amiga que  ella consideraba en aquel momento muy especial, para decirle que estaba ingresada, contestó muy fríamente que ya lo sabía y fue llevando la conversación a sus intereses propios y excusas banales, como solía hacer habitualmente para colgar momentos después de demostrar una indiferencia absoluta hacia una voz quebradiza que pedía su atención, apoyo y compañía. No volvió a llamar hasta al cabo de un mes, como si nada hubiera ocurrido...   "¿ Hola guapa, como va?"...Estaba con un amigo y a los dos les cogió tal alteración de nervios con taquicardia incluída que ambos tuvieron que tomar un ansiolítico debajo de la lengua para paliar sus efectos de  una crisis de ansiedad aguda de impotencia. Según iba recordando, a los dos días de morir su madre fue a su casa, necesitaba  compañía, apoyo y consuelo, no recordaba que ocurrió exactamente, pero  algo se rompió, quizás algún objeto, que hizo que  a la otra le saliera  toda una ira mezclada con una  crueldad inimaginable, era muy tarde, se encontraba en un pueblo y no podía ir a su casa, se pasó toda la noche llorando sentada detrás de la puerta de la calle esperando al amanecer para huir de aquella frialdad cínica sin emoción ni sentimiento ninguno y recordando la imagen bondadosa de su madre que ya nunca más la podría consolar porqué ya no estaba en este mundo, en estos momentos de una tristeza profunda la necesitaba más que nunca, también recordada un desprecio que  le hizo a su amadísima madre la última Navidad de su existencia, marchándose sin despedirse mientras su mamá estaba en el lavabo. Y así infinita veces, manifestaciones irónicas de desprecio, críticas con el mismo tono sin ton ni son... Hacía dos meses, después de pasar unas vacaciones juntas, tenían afinidades y gustos similares,  esto era básicamente lo que las unía y lo pasaron bien, cosa extraña, sin altercados ni discusiones.  De todos modos algo constante y extraño le ocurría a esta mujer  cuando dormía, en sueños, siempre gritaba, lloraba o se peleaba con alguien , había una demostración erudita  muy clara por parte   del inconsciente que  no estaba tranquilo y por lo tanto la consciencia , si es que la tenía, tampoco. A la vuelta la tuvieron que hospitalizar  de nuevo y se volvió a repetir la misma situación. Le pidió que se quedara con ella la primera noche que salió del hospital , se negó, excusándose que no se encontraba bien y volvió a desaparecer dejando pasar un mes al igual que la otra vez.  Cuando sonó el teléfono y vió su numeró, no descolgó y se quedó con el gusto amargo del resentimiento de lo que no podía entender llorando desconsoladamente. Al ver el documental, pensó que dentro de las psicopatías había diferentes niveles, recordaba una definición que había leído en un periódico años atrás: Psicópata es aquel vecino o compañero de trabajo o cualquier  persona  conocida  que muestra una actitud indiferente y pasiva ante el sufrimiento del otro, lo mismo que decir, una persona que es incapaz de empatizar con el sufrimiento ajeno. Conocía más de una, dos y tres personas así...y justo estas personas a veces conseguían sacar lo peor de ella misma en momentos de desajustes emocionales de descontrol, entonces era cuando explotaba sacando toda su disconformidad y evidentemente no la comprendían ni mostraban el mínimo interés en hacerlo,  entre otras razones porqué su discapacidad emocional  se lo impedía.

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