La vida nos brindó una oportunidad
Pero nos perdimos en la fugacidad de su destello.
la intuición estaba perezosa y la mirada adormecida
los sentidos brillaron por su ausencia
la duda no quiso perder protagonismo, interponiéndose.
La oportunidad, oportuna nos ofreció un atardecer rojizo,
una mar serena y una suave brisa, la arena cómplice
acogía nuestras pisadas firmes y relajadas...
la felicidad, silenciosa nos acompañaba insinuándose
complaciéndose de su complicidad sigilosa...
Y como un niño suelta un globo, sin percibir la pérdida
y mira al cielo como se aleja a merced del viento
así nos quedamos, sin la posibilidad de retenerla.
Quien pierde una oportunidad, pierde la esperanza
de vivirla, sabiendo que andan escasas y raramente
vuelven, porqué su misión es instantánea...