Desencuentros fugaces avivan inquietudes adversas.
Actitudes incongruentes reflejan imágenes perversas,
despertando iras contenidas de una parte oscurecida
que el alma niega su presencia, pero su resistencia es vana.
Ante la rigidez y control de lo absurdo, pretensiones y afrentas
no hay respuesta sólida, la palabra obra como una lanza punzante
en la diana de la estupidez y la vergüenza ajena...
la coraza se vuelve transparente y translúcida ante
las miserias vergonzantes del vacío de consciencias.
y como cruzadas justicieras de indignación solo
queda la reflexión de la pérdida del tiempo y la sin razón,
esperando que en la medida de lo inverosímil demuestre la pura y dura
insatisfacción o fustración de estas conductas alienantes que chocan por pedantes.
La impotencia transgrede la comprensión de la ética y de las formas
El alma pide calma y el equilibrio serenidad ambos presagian la huida
de tanta prepotencia matizada de ignorancia e insolencia sumergidas.
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