viernes, 23 de noviembre de 2018




Muchas veces la generosidad no está en quien hace un regalo, sino en la manifestación de gratitud y reconocimiento de quien lo recibe. La gracia está en la sorpresa, si es que la hay, cuando es inesperado. No tengo por costumbre hacer ni querer regalos, sobretodo si son materiales, ya que solemos tener de todo y no es fácil coincidir en gustos. En el grupo de mujeres, las campeonas de Sant Pau, se ha creado una complicidad muy especial y ha coincidido en que en un momento dado me ha apetecido tener algún detalle justo porque al verlo me ha hecho pensar en estas mujeres que están, estamos, en un momento muy especial de recibir y dar amor, gratitud, cariño, risas, bromas,abrazos... un sin fin de , mucha humanidad en su esencia más bonita y cercana. Hay una de ellas que es mi angelita protectora,la bauticé así desde el primer día, por la impresión que me causó verme en ella a mi misma cuando se definía, le traje de Cadaqués ,un ángel de madera que llevaba un corazón... es todo corazón y su familia también, allí lo tiene donde más se ve en el salón. Otra de las mujeres, me vio unos pendientes rojos un día y me dijo que le encantaban, pero eran un poquito grandes para ella, le dije si veía unos se los los compraría. Justo los encontré en Cadaqués, también, de cerámica, rojos, más pequeños ,enseguida pensé que eran para ella. Sólo la alegría que le dio al verlos y en la expresión de felicidad después de una bajón debido al tratamiento, valió la pena la decisión de regalárselos, ya lo creo que la valió y el abrazo y los besos, de los que se daban antiguamente, bien apretados. Desde aquel día los lleva puestos. A veces la felicidad es esto, pequeños detalles y gestos que endulzan momentos tristes por las circunstancias ajenas que nos rodean. Por esto es muy importante la sororidad y dejarnos llevar por los principios más básicos que están y salen de nuestros corazones. Las corazonadas e intuiciones nos hablan muchas veces, lo que ocurre es que los bloqueos y el miedo de dejarnos querer a veces nos lleva a mal pensar que detrás de una manifestación de generosidad algo se tercia o alguna recompensa se busca.


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