La vida nos brindó una oportunidad
Pero nos perdimos en la fugacidad de su destello.
la intuición estaba perezosa y la mirada adormecida
los sentidos brillaron por su ausencia
la duda no quiso perder protagonismo, interponiéndose.
La oportunidad, oportuna nos ofreció un atardecer rojizo,
una mar serena y una suave brisa, la arena cómplice
acogía nuestras pisadas firmes y relajadas...
la felicidad, silenciosa nos acompañaba insinuándose
complaciéndose de su complicidad sigilosa...
Y como un niño suelta un globo, sin percibir la pérdida
y mira al cielo como se aleja a merced del viento
así nos quedamos, sin la posibilidad de retenerla.
Quien pierde una oportunidad, pierde la esperanza
de vivirla, sabiendo que andan escasas y raramente
vuelven, porqué su misión es instantánea...
5 comentarios:
Ya lo creo que es así!, que me lo digan a mi!!. Preciosa, Pepa.Sigue escribiendo.
Seguiremos escribiendo, porqué las palabras liberan energía regeneradora, mientras exista la complicidad de quien las lea y comprenda por la semejanza en cuanto vivencias y la necesidad de expresarlas y exponerlas.
Si. Estas cosas pasan...
Nunca por casualidad. Estoy convencida. Es la causalidad la que lleva la batuta. Pero conozco unos duendecillos, cómplices de la vida y amigos de las personas sensibles que te sorprenden cuando menos te lo esperas...
Quizás su misión en la vida es sorprender o que tienen un iman que atrae la sensibilidad para asimilar que existe y compartiral...quien sabe
los globos están llenos de aire y vielam o se desinflan, pero lo bello del momento en que están repletos es lo que hay que salvar ;)
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