viernes, 7 de noviembre de 2014

Luna de noviembre

 
 
 
Era la segunda vez en muy  poco tiempo que había soñado que padecía una desprendimiento de retina, con la visualización de fuegos artificiales en uno de sus ojos, una de las veces y con la imagen de un televisor de los antiguos estropeado con su debido y recordado  hormiguero de color, en el otro de los sueños. En este último de la noche anterior, de luna llena, se veía andando por una especie de montaña, camino al hospital, había una caracola de mar muerta y pegada en una especie de tierra rojiza, primero hizo el ademán de cogerla para llevársela a casa, después decidió tirarla y  al mismo tiempo  apareció una especie de lago  que era  un trozo de mar, allí percibió que la caracola estaba viva. Hizo su propia interpretación particular del sueño. Lo del desprendimiento de retina lo relacionaba con los problemas de la visión:  destellos puntuales en la oscuridad, manchas, rallas , puntos negros y una pérdida de calidad en la trasnparencia y nitidez,  y   que en caso muy extremo si aparecían los síntomas del sueño le habían sugerido que acudiera inmediatamente a un centro oftalmológico de urgencias .Lo  de la caracola muerta en la tierra, podría ser su estado emocional, la preocupación y los miedos que la acechaban de nuevo y que habían reaparecido después de mucho y largo tiempo adormecidos por fortuna, porqué eran de lo más ingrato, con ellos había vuelto la angustia, la inquietud y un malestar que le afectaba a la salud y al equilibrio con un añadido novedoso y no menos preocupante, de lagunas de memoría para más inri. El hecho de que la caracola volviera a la vida dentro del mar era un presagio  de buen augurio, el agua representaba la emoción, la autoestima y por lo tanto  la recuperación del equilibrio perdido, así lo quería entender, necesitaba creerlo por pura y dura supervivencia. Parecía mentira la fuerza de la mente y como en algunos momentos la llevaba allí donde no quería ir ni estar, era como una corriente de agua después de una gran tormenta, arrasaba con todo,  claro que siempre había la posibilidad donde aferrarse o bien optar por   el dejarse llevar...¡ de pronto! la luna, amiga de la noche y llena de luz sonreía en las alturas, por un momento se olvidó de todo y se dejó llevar por su hechizo embriagador no había nada ni nadie que se interpusiera entre las dos...en una de las fotografias que captó de la luna  curiosamente aparacían dos hojas de un árbol formando un corazón que daban la sensación de sustento y protección.







No hay comentarios: