viernes, 7 de noviembre de 2014

Los DARI




Tenía una buena imagen externa, de buen ver, seguro que  lo percibía a través de las otras miradas. Se la veía con una actitud distante, aunque había una ligera posibilidad de timidez  quien la miraba no creía que se tratara de ello, pertenecía a la subcategoría del " Subidón Doctoril". Ella, celadora por la incertidumbre del destino o azar, estaba  situada detrás, sentada en un banco y esperando el ascensor, la otra mujer cabizbaja con una  postura de altivez indiferente, estaba centrada en su móvil ,una moda quizás demasiado habitual cada vez  más generalizada desafortunadamente por su tendencia al aislamiento. Desde el banco vio que la luz del elevador estaba apagada y el ascensor no llegaba, le resultó de lo más extraño. Le preguntó si lo había llamado,  no llevaba llave, por lo tanto ya podían esperar, dijo que no, eso sí, sin levantar la vista, era algo demasiado mundano lo de un simple  mecanismo de un medio interno para desplazarse. Era posible que  se desenvolviera muy bien  allá en los quirófanos o en las consultas, lo otro era tarea de otros niveles, no llegaba a más.  La celadora se levantó  del banco puso la llave,  la  doctora ni la miró, ni le dio las gracias, ni mostró ninguna manifestación asertiva, por un momento tuvo la intención de bajar por las  escaleras o a otros ascensores y dejarla allí esperando un ascensor que nunca llegaría, pero pensó que ayudar a alguien siempre era gratificante para una misma, tenía este don y lo solía poner en práctica a menudo y la verdad tanto le daba con quien. No tenía duda  que padecía: "DARI"   (Deficiencia de Atención al Rango Inferior) era muy típico en el gran hospital, se detectaban por el desconocimiento de las normas básicas como por ejemplo  algo tan sencillo , simple e importante al mismo tiempo como el saludo matutino dentro del ascensor, en los pasillos o plantas...   de hecho solo había una  diferencia entre rangos,  las nóminas, que en este caso eran un poco   descompensadas ,como humanos era lo único que les diferenciaba de los  demás, a parte de la educación y la carencia de los buenos modos, claro...porqué en estos tiempos que corrían, habían universitarios ocupando plazas que nada tenían que ver con la especialidad elegida por vocación o estudios realizados, de todas maneras era lo de menos ante algo tan básico como la comunicación a través de un par de palabras o una sola; gracias..." hola, buenos días,  adios o hasta luego".

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