viernes, 28 de noviembre de 2014

El álter Ego de la justicia




Pensaba en sus gustos personales donde no tenía cabida la mediocridad . Solía sentir atracción ante  las personas que presentaban originalidad, tanto física como en el estilo y  en el comportamiento . A veces era una mirada, otras  un gesto o el don mismo de la palabra. Le gustaba la gente que escribía, leía y vocalizaba bien, la buena gente, considerada, silenciosa y que supiera escuchar. En cuanto a la personalidad, lo que más le llamaba la atención era la feminidad, acompañada de una postura relajada,  reflexiva y ante todo respetuosa y si iba acompañada con signos de generosidad y detalles delicados, entonces era el no va a más. En cuanto a la expresión, le gustaban las miradas limpias, expresivas  y  cómplices, la forma de los labios acorazonados a poder ser y ante todo de sonrisa ancha. Hizo una regresión  hacia su pasado y más o menos en la distancia recordando vivencias y sentimientos habían  bastantes rasgos que coincidían de alguna manera u otra en sus gustos personales, con sus peros y contras. En el pasado más reciente no había nada  que coincidiera, era como un agujero negro en su historia personal, habían entrado y salido algunas personas con más pena que gloria. Recibió un mensaje extraño de  alguien  a quien no quería ni deseaba ver, pero una insistencia misteriosa la hizo dudar y decidió a pesar de su contradicción interna averiguar  que era lo que podía ocurrir, ya que la persistencia de quien no tenía intención de ver le dio a  entender que era algo  importante y beneficioso para ella , algo  que  quería corregir porqué el despertar de una consciencia adormecida no le permitía llevar una vida tranquila, y ante una circunstancia adversa de salud era algo que no se lo podía permitir. Accedió a acudir a la misteriosa cita, porqué intuía que podía ser algo bueno para ella y también porqué necesitaba cerrar de una vez por todas el círculo de  negatividad de todo lo sucedido . Fuera lo que fuera esta vez sería definitivo. Se encontraron en un lugar neutral, en una pequeña plaza de un barrio  de la ciudad. Hubo una  sensación de incomodidad por ambas partes, cuando se le acercó para darle un beso,se retiró, no deseaba ningún contacto físico, sentía un rechazo muy intenso e interior y así se lo mostró con una mirada distante y una retirada  hacia atrás sin mostrar disimulo alguno. Entraron en un bar. Observó que no presentaba un buen aspecto y se percibía una inexpresividad de vacío e insatisfacción en un rostro envejecido. Dijo que tenía problemas de salud y ante la incertidumbre de lo que le  podía ocurrir deseaba sentirse en paz y reconciliarse con su pasado para limpiar todo tipo de resentimientos a causa de una actitud, reconocida por ella misma, como irresponsable e irrespetuosa. Aunque no sirviera de mucho, volvió a  insistir  en pedirle disculpas . Abrió una cartera y sacó un sobre y dos paquetes pequeños envueltos en forma de regalo, dejándolos encima de la mesa. Le pidió por favor con la mirada algo vidriosa y fría que no rechazara lo que le iba a dar, era una deuda pendiente y se sentía con la  obligación a hacerlo, para recuperar su dignidad perdida y una imagen demasiado deteriorada . La otra mujer se sentía tanto incómoda como vacía de emoción y sentimiento, solo quería salir de allí y poder respirar aire, llenarse de oxígeno respirable. En el sobre, le dijo, había todo lo que le debía; el alquiler de  dos años, había puesto la cantidad que la abodaga le había sugerido como pago de alquiler en los trámites de la separación  con el padre de sus hijos, cuando se quedó a vivir a su casa sin aportar ninguna mensualidad durante todo el tiempo . El sobre contenía además otra cantidad añadida por  el coste de una cámara  más el objetivo que ella había roto a través de un brusco golpe según  dijo el técnico del taller cuando la propietaria de la cámara la llevó a reparar afirmando que no tenía solución. Una vez arrepentida, por lo que fuera y después de un largo período de tiempo, había  preguntado el precio en una tienda especializada, también le aportaba en el mismo sobre , la parte de los arreglos de la cocina que ella también había estropeado y el coste de un viaje que nunca debería de haber aceptado por el hecho de tener una economía  muy superior  a ella y teniendo en cuenta  que siendo una extraña la había acogido en su casa, que vino con lo puesto, como si fuera una ocupa, una ocupa que casi  la triplicaba en ingresos mensuales, no fue capaz de mirarla a los ojos cuando mencionaba tales palabras,  . Le dijo también que había dos regalos, los que realmente se merecía, se sentía muy avergonzada por la falta de delicadeza que había tenido durante el tiempo de convivencia. Respecto al gato que trajo y no se llevó le dijo que se responsabilizaria de su manutención y de todos los gastos de veterinario,sabía de su delicada salud y del coste mensual de un pienso tan especial como caro, solo tenía que notificárselo por e-mail y le haría la pertinente transferencia mensual.Entendía que esto nunca tenía que haber sucedido, su problema adictivo al sexo le había anulado todo tipo de responsabilidad y ahora consciente de ello estaba rectificando por todos sus errores cometidos, quizá tenía razón en decirle que lo llevaba gravado en su ADN, era muy egoísta, siempre lo había sido y se lo habían echado en cara  desde su madre hasta sus hijos. Se levantó pagó las consumisiones y se fue con la misma inexpresibidad con la que había llegado. La otra mujer aun sentada en la silla del bar, no podía creer lo que estaba sucediendo, después de casi un año de pensamientos reiterativos de muchísima rabia contenida, por la injusticia, el cansancio, la rebeldía contra sí misma, pensó que los errores cometidos por las falsas expectativas como humana que era, podían traer graves consecuencias, se había equivocado como nunca y ahora por fin había recuperado lo que le pertenecía por justicia y por razón ante un abuso y una actitud inconcebibles . Pensó en la reciente película de ciencia ficción que había visto acerca del fin del mundo y los que buscaban otros planetas para sobrevivir en otro lugar. Pensó en el misterio de: ..." los que los les ayudaban, sin saber quienes eran ni de donde venían" ...ella también pensó en algo parecido. Todo acto cometido tenía un efecto y también una causa que quedaban pululando por el universo, formando parte de la energía del bien y el mal según el equilibrio  de las dos fuentes, trascendía lo uno u otro, así era la vida, a veces justa y otras más que menos, injusta, pagando las consecuencias la mayoría de las veces quien menos lo merecía.

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