Y habló con la lluvia, a través de los cristales de las ventanas, gotas resvaladizas le susurraron que saliera a la calle donde en uno de los parques cercanos le esperaba el otoño repleto de color. Los pinos altísimos centenarios comtemplaban las nubes y bebían y se alimentaban del agua que generosamente les ofrecían y ellos al mismo tiempo acogían a garzas, petirojos, tórtolas y cotorras con ganas de cotillear. La ciudad desdibujada por una neblina tenue dormía al igual que el mar allà en el horizonte que apenas se percibía. La lluvia hoy era la protagonista y la vegetación lo agradecía, solo había que contemplar su brillo y tonalidades festivas...
domingo, 30 de noviembre de 2014
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