miércoles, 7 de mayo de 2014

Trayecto diario


Cada día hacía el mismo trayecto para ir a trabajar, la misma calle, la misma hora , la misma gente y el mismo gato atigrado rubio zalamero y pedigüeño. Algunos días una mujer joven regalaba al felino juguetón y danzarín una sabrosa lata que relamía con lentitud aceptando caricias intermedias. Un dia la mujer joven ya no volvió a pasar quien sabe porqué. El gato atigrado rubio seguía buscando y parecía esperar la ofrenda dadivosa alimenticia de no importaba quien. Un hombre un tanto  peculiar que llevaba sombrero la sustituyó. Tenía un aspecto original  con cierto parecido a  John Malkovich y por la manera en que alimentaba al felino zalamero y pedigüeño desprendía sensibilidad y elegancia, como si de un movimiento de coreografía de una danza se tratara, se ponía en cuclillas y con un giro de mano daba de comer al gato simulando la palma a un plato. Desde entonces se saludaban con una mirada de complicidad. Hoy la mujer siguió su camino con una sonrisa dibujada en los labios a pesar de los pesares la vida continuaba y ver la generosidad y los gestos de la buena gente le enternecía el corazón.

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