. En "Una Nueva vida en Nueva york", el protagonista es un personaje encantador, te lo llevarías a casa, a tu entorno y hasta la cama por la ternura que de Él emana, es entrañable, tierno y bonachón y dejarías contagiarse por esta bella sonrisa que no cesa en casi todo el film. A pesar de afirmar que la vida es complicada, Él lo facilita casi todo y colabora en lo que puede haciendo de mediador constantemente. En la trama pasa un poco de todo , separaciones, colaboración de paternidad con una colega lesbiana, casamientos para obtener la nacionalidad...el protagonista hasta llega a superar un trauma infantil de la figura paterna viendo un corazón dibujado en unas de las calles de la ciudad de Nueva York donde hay un breve encuentro con su padre, ausente en toda la niñez. Un final feliz que te hace vivir en una permanente sonrisa toda la película.
En Matterhorn se vive en una comunidad religiosa de gente rígida y sistemática. Poco a poco con la aparición súbita de un hombre con mente de niño hace que el protagonista solitario viva la vida con vistas de cambios y de realizar sueños, contacto y compresiones...al final se cumplen las expectativas, varios personajes de la comunidad empatizan y finalmente surge el perdón de una situación inesperada. La música es muy buena y al terminar un espectador lloraba a moco tendido emocionado, se fue con ganas de abrazarlo, ella también lloró de emoción.
La tarde había cundido para descansar en la playa, después unas nubes le hicieron coger la bici para llegar puntual a los cines Verdi, el lunes era el día del espectador y podía darse el placer de ver dos películas, como hacían antiguamente sus padres un día a la semana en el cine del barrio.
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