De pronto hubo un reencuentro: el orden, el descanso, el silencio y la soledad aparecieron inesperadamente y se percataron de un bienestar nuevo . El corazón, la piel y la noche se encontraban en la antesala del duelo...era cuestión de tiempo para volver a una normalidad evidente, justo lo que clamaban la madurez y la sensatez que venían de una largo viaje fatigadas de tantas aventuras y desventuras, citas , encuentros y desencuentros.
jueves, 13 de marzo de 2014
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