Vivieron en una burbuja flotante durante algún tiempo, no eran conscientes de nada exterior así era la condición de este lugar mágico. El habitaje suspendido en un mar de nubes solo les permetía ver su espacio en un tiempo poco mundano y siempre en movimiento. Viajaron allende mares, en un lugar ajeno a la tristeza, lleno de emociones positivas, entendimiento, empatía, sonrisas regaladas en cada amanecer, contagiaban allí donde pasaban...Un día entre tantos la burbuja empezó a perder altura y esto influenció a las habitantes de la transparencia andante, el estímulo empezó a decaer y en una bajón inesperado una de ellas se filtro por una apertura y dio de golpe contra el suelo duro como una piedra quedando aturdida y casi sin sentido. La otra habitante pudo salvarse del golpe porqué en aquel preciso momento pasaba otra burbuja renaciente con impulsos y estímulos nuevos. Desde la tierra pudo divisar y oír otras sonrisas relucientes y el comienzo de una nueva aventura hizo que olvidara todo lo vivido anteriormente, justo lo que era la ley de las burbujas flotantes...solo pensar en uno mismo y en el placer de dejarse llevar en un mundo ajeno al sufrimiento humano sin emociones negativas ni apegos paralizantes.
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