Entró con una expresión de duda de aceptación, en la mirada llevaba a cuestas la culpa de no haber sabido decir adios a tiempo, no había sincronización, se había perdido en el cruce de personas desconocidas con ansias de conocer. La empatía y la complicidad divagavan dispersas en la sala sin encontrarse. Las palabras anduvieron por todos los rincones simulando razón sin encontrarla...el sonido intruso de un aviso de mensaje de móvil confirmó la falta de sensibilidad habida y por haber, despertando a la insensatez y la sinrazón que venían a decir que desde hacía algún tiempo todo estaba perdido.
jueves, 13 de marzo de 2014
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